Con la obra El capital al siglo XXI, el economista Thomas Piketty trata sobre la desigualdad en la distribución de la renta desde el siglo XIX. Su tesis es que desde los años setenta del siglo pasado la concentración de la riqueza en una minoría ínfima estaba volviendo al nivel del capitalismo salvaje incipiente. Ha aportado datos de los últimos trescientos años sobre el reparto de los ingresos por ejemplo en los EEUU, Japón y Europa occidental.
La tesis
La desigualdad entre dos habitantes del planeta viene determinada por la diferencia que existe entre la renta de los países y por la posición que ocupan en el estrato social en su país respectivo.
Siempre ha habido gente rica y gente pobre a todas partes, pero en el mundo antiguo no habían países ricos y países pobres. Antes de la revolución industrial, por ejemplo en 1820, se podría calcular la desigualdad de los países a través de la diferencies de población, y sólo la desigualdad obedecía a la clase social que se pertenecía.
A principios del siglo XX en cambio la producción de los países industriales disparó la diferencia entre países. En 1990, con menos del 5% de la población mundial, los Estados Unidos estaba produciendo el 20% del PIB del planeta. Pero entre los años treinta y setenta, aproximadamente, la introducción del impuesto progresivo sobre la renta en estos países va reequilibrar la distribución interna.
Con la globalización y la revolución tecnológica esta desigualdad puede volver a ser sólo para el empleo ocupado, por ejemplo que se igualen los ingresos de un ingeniero vietnamita con los de sus homólogos suecos, o por el nivel de fortuna acumulada.
La obra viene avalada por estudios analíticos del economista internacional Branko Milanovic (profesor de la City University de Nueva York, ex miembro de BMI). El autor ha sido invitado por el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, el secretario del Tesoro, el FMI (Fondo Monetario Internacional) y las Naciones Unidas.
El Finantial Times desmonta el rigor de cálculo y de las fuentes
El Finantial Times pone en duda el rigor científico de la obra y la consistencia de sus supuestos. Los datos los ha manejado erróneamente y también con fuentes incosistents. Una vez corregidas no se observa ninguna tendencia de desigualdad desde 1970 en Europa y en EEUU ningún indicio de que el 1% más rico lo sea aún más o incluso algún aumento en el 10% de los más afortunados. Y la cataloga como discurso que sólo tiene el mérito que encaja perfectamente con la percepción de la mayoría social.
Conclusiones
Se ha abierto un debate en ambos lados del atlántico. La idea de la calle o mirar informes estilo Forbes refuerza la tesis expuesta. Ésta percepción también es avalaba por los datos que publicó el premio nobel Robert Solow que es un economista convservador.